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Críticas sobre los libros de Arturo Pérez-Reverte y su trayectoria literaria.
GUILLERMO URBIZU | EL SEMANAL DIGITAL - 11/3/2006
Como lo prometido es deuda, me dispongo a comentar
brevemente algunas circunstancias de la última novela del académico
Arturo Pérez-Reverte, El
pintor de batallas (Alfaguara) es su título. La verdad es que
leer al autor de El club Dumas jamás produce somnolencia, ni
quebranta la cabeza con el atroz sonsonete de la medianía estilística o
falta de imaginación congénita. Que por lo general es lo que carbura por
estos lares posthispánicos. Si exceptuamos a Enrique Vila-Matas o a
Javier Marías o a Juan Manuel de Prada, por ejemplo, su prosa es de las
pocas que proveen al lector de un contundente proyecto literario.
Contando historias a conciencia y con conciencia.
Pero en esta nueva novela ya no llueve sobre mojado. Quiero decir que
Pérez-Reverte -como diría el poeta César Simón- va más allá del allá. Va
más allá de El húsar (Alfaguara), por ejemplo. No hace otra
cosa que tomar el alma de su vida en vilo, sus muchos días como testigo
de la guerra y su barbaridad. ¿Cómo contar el horror?, ¿cómo comprender
uno mismo y hacer comprender a los demás? Es lo de Theodor W. Adorno:
"¿Es posible la poesía después de Auschwitz?". En El pintor de
batallas -a través de su protagonista el fotógrafo de guerra
Faulques- se produce principalmente una introspección de la experiencia
vivida, autobiográfica. Es, en cierto modo, una búsqueda de redención,
de alcanzar un sentido trascendente de las cosas, de buscar una
explicación a la maldad humana.
El dolor es el personaje más importante de esta novela. Un sufrimiento
que intenta ser comprendido mediante la fotografía y mediante la
pintura. Y, por supuesto, mediante la escritura. ¿Puede el arte
redimirnos de la sangre, dar una explicación suficiente? Magnífica
novela. Lo mejor que ha escrito Arturo Pérez-Reverte.