Prensa > Patente de corso
Columna que Arturo Pérez-Reverte publica en XL Semanal.
Pues vale. Pues me alegro. Se lo digo a usted, señor notario de Pamplona. Y a ti, joven lleno de fe, esperanza y caridad en tus
mayores y tus menores. A quienes apuntan, con razón, que me paso los
fines de semana gruñendo sobre el pluriputiferio hispánico, pero sin
aportar soluciones. La verdad es que esta página no la cobro por
solucionar nada -cobraría un poquito más-, sino por desparramar a mi
aire. Quizá se hayan fijado en el título: Patente de corso. Pero bueno. Un día es un día.
Lo primero: Cataluña independiente de una puta vez. No
pasa nada, oigan. Y me sorprende que no lo hayan hecho todavía. No hay
el menor riesgo. Se reúne el honorable Parlament, se proclama la
independencia por la cara, y asunto resuelto. Pasada la primera
impresión -aquí todas las impresiones pasan-, quedaría hueco en la
sección nacional de los periódicos para otros asuntos. Y todos
contentos. Nos dejamos de pellizcos de monja, de amagar y no dar, de
morritos de mercader en plan quiero y no puedo, o puedo y no quiero. Una
sola lengua, una bandera estelada, una nación, un führer. Punto. Y los
charnegos que no traguen, a la frontera o que se jodan. Por lo demás, ya
me dirán ustedes, ante el hecho consumado, qué iban a hacer los
fascistas de Madrid. ¿Se imaginan a Zapatero, o incluso a Rajoy,
oponiéndose con hechos a una declaración catalana de independencia?
¿Cómo? ¿Mandando tanques a las Ramblas? Venga ya. Como mucho, iría
Moratinos a negociar fotografiándose con barretina, de caganer. Mayor garantía, imposible.
Luego, ya puestos, el País Vasco. Lo mismo: independentzia por el artículo catorce. A tomar por saco. Fin de la salvaje, asesina y
secular opresión española, con Peneuve y Eta matándose luego entre
ellos por el poder, lo que no deja de tener su puntito. Pero lo más
primoroso vendrá cuando, ya con media patria de los vascos y las vascas
asegurada aquí abajo, el esfuerzo se centre en la otra media de arriba:
Iparralde y tal. Muga ez. Ardo en deseos de comprobar qué pasará
la primera vez que algún zángano bocazas y cantamañanas muy mal
acostumbrado, como Iñaki Anasagasti cuando sale los viernes del
peluquero, insulte a la República francesa o llame txakurra a un
gendarme. Sí. Me pido la foto.
Luego, ya metidos en faena, Galicia. Como ahí la cosa no está clara, y hay mucho tibio y mucho gallego que no sabes si sube o
baja, se les hace independientes por cojones, y un problema menos. Por
real decreto. Quieran o no quieran. Con himno nacional, fuerzas armadas y
toda la parafernalia. De paso y ya puestos, para aprovechar el mismo
telediario, se entrega Olivenza a Portugal y se ponen Valencia y
Baleares bajo la tutela del Estado catalán supervisado por Naciones
Unidas, como cuando lo del referéndum del Sáhara confiado a Marruecos. Y
ahí nos vemos. A quien, naturalmente, en gesto de buena vecindad y para
limar asperezas en el futuro, se entregarán Ceuta, Melilla, los
peñones, el islote de Perejil y la cabra de la Legión con las patas
atadas para que no se revuelva y haya alguna desgracia, y la liemos a
última hora. En lo que a Gibraltar se refiere, tampoco hay problema:
también se encargará el ministro Moratinos de gestionar enérgicamente el
asunto, sin otras concesiones que la entrega inmediata e incondicional
del Peñón a sus legítimos habitantes, así como treinta millas de aguas
territoriales, las playas de La Línea, Sotogrande, los puticlubs de
Algeciras y el derecho a convertirse en Estado independiente, con una
bandera donde, sobre la Union Jack, figure una sonora pedorreta, con el
lema: Al que un tonto se la dé, San Jorge se la bendiga.
Aliviada al fin España de la herencia franquista que le impide levantar cabeza, las cosas se simplificarían un huevo, o dos.
Tendríamos el ambiente político a punto de caramelo para acometer
radicales reformas internas. Ahí sugiero refundir todos los ministerios
en cuatro: Subvenciones y Sobornos a Sindicatos, Ladrillo y Turismo
Chusma, Bares, Terrazas y Chiringuitos de Playa, y Triunfos Deportivos.
Aunque este último, por darle un poquito de caché, podría llamarse
ministerio de Patriotismo Intermitente Según y Cómo.
Como ven, no escurro el bulto y aporto soluciones. No todo va a ser
gruñir los domingos. Algún lector esquivo argumentará que no especifico
de qué viviríamos los españoles, o lo que de ellos quedase para
entonces, una vez desecado el fangal. Pero esta semana estoy que me
salgo de la página, y hasta para eso tengo respuesta. Como aquí,
producir de verdad, lo que se dice producir, no se produce una puñetera
mierda, pero somos expertos en trajinar con dinero negro, sugiero hacer
como Suiza: salir de la Comunidad Europea, declararnos paraíso fiscal y
vivir de almacenar el dinero de otros. Catalanes, gallegos, vascos,
gibraltareños y marroquíes serían los primeros clientes. Apuesten cuanto
tienen a que sí.