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15/6/2002
"Tan cortazarianamente preocupado por los arranques de
sus novelas, Pérez Reverte consigue en ésta, sin embargo, uno de los
mejores -acaso el mejor- de su producción. Sus muy afiladas armas de
contador de historias se muestran aquí más eficaces que nunca: acción
sin tregua, personajes sugerentes, una cierta intertextualidad que
seducirá a los más exigentes, y un final a la altura (y también más
logrado que en entregas anteriores, a mi juicio). Todo ello hacen del
recién elegido académico un maestro en el arte de la comunicación, un
creador de lectores. Debería haber más novelas tan entretenidas como
ésta."
CARE SANTOS. El
Cultural.
ENRIQUE TURPIN | EL PERIODICO - 11/6/2002
Junten el desencanto neorromántico de Barry Gifford con la
maestría narrativa de Juan Marsé y luego añadan una banda sonora con el
desgarro de Chavela Vargas y las travesuras de Flaco Jiménez. El
resultado de semejante mezcolanza ya tiene título: La Reina del Sur,
ese narcocorrido de medio millar de páginas del incansable Arturo
Pérez-Reverte. La octava maravilla, dirán quienes ya conocen sus otras
novelas anaeróbicas, y no exagerarán, a tenor de los hallazgos
estructurales y la carga emocional de un relato que rastrea 12 años en
la vida y pesares de la sinaloense Teresa Mendoza Chávez.
RAFAEL CONTE | El País - 07/6/2002
Como de tanto leer a Arturo Pérez-Reverte uno termina descubriendo
mediterráneos (el mar que más le gusta) se me ha encendido una lucecita
revelándome el sentido del apellido de su más famoso héroe. Pues vamos a
ver, no es que "Alatriste" sea tan sólo un préstamo tomado del apellido
de su amigo el escritor y editor mexicano Sealtiel ídem, sino toda una
declaración de principios, los de la búsqueda del héroe fracasado, la
nostalgia del triunfo pasado por la derrota -"¡hala! ¡triste! ¡sigue
adelante en medio de tu tristeza, pues la victoria te enaltece si sigues
peleando pese a todo en el interior mismo de todos tus fracasos!"-: los
verdaderos héroes son los más tristes porque al final es la derrota
quien otorga la heroicidad.
JOSÉ MARÍA POZUELO YVANCOS | ABC Cultural - 07/6/2002
A estas alturas de su carrera literaria empezamos a ver, contra
iniciales apariencias, que Arturo Pérez-Reverte es un corredor de fondo.
De hecho sus medallas más valiosas las ha obtenido en La carta
esférica y con toda seguridad en La Reina del Sur, que creo
la mejor de las suyas y una excelente novela. En ella Pérez-Reverte ha
puesto en juego los dos recursos que mejor domina: la habilidad
narrativa y un creciente poso de desengaño en sus héroes, que dota a sus
novelas últimas de un interés superior incluso al de la trama externa.
En esta novela hay dos líneas que se cruzan desde el principio: una
historia externa, que recorre un mundo de gran actualidad, el del
tráfico de drogas, cuyos ambientes, movimientos y estrategias se
describen minuciosamente, y una segunda línea interna, que recorre la
historia personal de Teresa Mendoza, la protagonista, cuyo atracción
como personaje es tan creciente, y atrapa al propio escritor de tal
forma, que se come la novela, y la ocupa al final casi por entero.
RAFAEL CONTE | ABC - 02/9/2001
Creo firmemente que la potente personalidad de Arturo Pérez-Reverte nos
está llegando inevitablemente enturbiada por ese gigantesco éxito
editorial que le acompaña y que le ha convertido en el novelista español
más difundido y leído de los últimos años. Es el mayor triunfador de
todos, y esto es precisamente lo que se superpone en su imagen pública a
su verdadera entidad literaria, que no sale todo lo bien librada que
sería necesario para valorarla como se debe. Se han vendido millones de
ejemplares de sus libros mundo adelante, sus obras han sido adaptadas al
cine por algunos de los buenos directores de nuestro tiempo y con los
máximos medios posibles -aunque en este terreno los resultados
artísticos no hayan estado a la altura de los literarios, hay que hablar
de ello-, ha sido durante más de dos décadas un periodista de los de
verdad, al aire libre y sobre el terreno, reportero en grandes
conflictos internacionales de los de chaleco antibalas incluido, tras
abandonar la profesión sigue siendo un articulista tenaz y muy bien
valorado, y para colmo, tras su triunfo como narrador a la vez popular y
culto, ha iniciado otra "subcarrera" como folletinista -no menos serio-
con la serie de episodios de El capitán Alatriste, donde también
ha sido sepultado por un éxito evidente. ¿Hay quien dé más? ¿Cómo
hacerse perdonar tamaña avalancha triunfal en poco más de un decenio y
sin cumplir el medio siglo de edad?
J. M. POZUELO YVANCOS | ABC - 15/11/2000
El héroe, el valiente y esforzado capitán Alatriste comienza a percibir el paso de los días, que royendo están los años, y recibe en el apéndice de esta novela un soneto "atribuido" a don Francisco de Quevedo (cuyo primer cuarteto reproduce uno real del poeta madrileño, número 5 de la edición de Blecua). El dirigido a Alatriste acaba con un formidable endecasílabo tomado asimismo del que cierra la silva de Quevedo titulada "El escarmiento": "Vive para ti solo, si pudieres / pues sólo para ti si mueres, mueres", consejo que ahora se da a un Alatriste que ha cumplido como suele hacerlo, a la perfección y con múltiples riesgos, la misión que le ha sido encargada por los poderosos (Guadalmedina y el Conde Duque de Olivares) con el Rey Felipe IV como beneficiario; nada menos que desbaratar un plan urdido por el Duque de Medina Sidonia para quedarse un barco con oro proveniente de las Indias. Pero el epílogo de la novela muestra bien dónde está cada uno; Alatriste es un luchador mercenario, que no precisa tener ideales, y que ni siquiera está seguro de haberlos podido salvar de su desesperanza; le basta con cumplir consigo mismo y con los restos de un código de caballero, el de la propia honra, y con algo por lo que luchar: "Tu rey es tu rey" (página 264). Es su código personal, asidero último de un náufrago, en una España que se hunde en su mar de rapiñas, intereses, sobornos, engaños, a la que Alatriste sirve con su espada, pero con menos corazón que antaño.
PILAR CASTRO | El Cultural - 07/11/2000
Somos muchos los que saltamos por encima de barreras generacionales a la
hora de defender nuestra pasión por la literatura sumando a tal defensa
-en palabras del propio Pérez Reverte- "el gusto por el olor, la
textura, el peso de un libro", pero hay acontecimientos como éste, en el
que se nos brinda, por primera vez en Europa -el único precedente es la
novela de Stephen King en Estados Unidos-, la posibilidad de acceder a
través de Internet a una novela en lengua española -la cuarta entrega de
las aventuras de ese personaje ya mayúsculo que es Alatriste- ante los
que hay que rendirse. Porque, al margen de debates que nada tienen que
ver con asuntos literarios, y sí con esta forma de distribución de
libros tan necesaria y tan poco convencional, plantean lo que Santos
Sanz Villanueva (en un imprescindible artículo sobre estas cuestiones,
publicado en la revista Leer) calificó de "alternativa
razonable".
15/10/2000
«Una brillante historia de aventuras: intriga
romántica para todos los fans del thriller intelectual.»
The Time
15/2/1999
"Arturo Pérez-Reverte ha vuelto a golpearnos en la
víscera de la emoción, quizá con más tino que nunca. En ese páramo
desolado que es Breda después de la batalla, sobrevive nuestra pasión
lectora: gracias a esta última entrega del Capitán Alatriste, hemos
recordado que las palabras aún pueden redimirnos, en medio de tanta
barbarie, y ser el bálsamo que recomponga nuestra felicidad."
JUAN MANUEL DE PRADA. El
Semanal.
15/2/1998
"El escritor con agallas ha conseguido un doble
milagro. Que los personajes hablen como nosotros y nosotros leamos como
ellos hablaban. Larga vida al capitán Alatriste."
MANUEL RIVAS. La
Vanguardia.
Críticas sobre los libros de Arturo Pérez-Reverte y su trayectoria literaria.