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Patente de corso

Columna que Arturo Pérez-Reverte publica en XL Semanal.

Últimos comentarios

#4 - El 09/2/2011 José dijo:

Es usted impresionante escribiendo, le felicito. Y estoy de acuerdo.

#3 - El 27/4/2010 Elena dijo:

Pues si es realmente dificil imaginar a un político corrupto de por aquí siguiendo el ejemplo del japonés. Aquí el político de turno optaría por una cortina de humo hablando mal de la oposición, o echandóle la culpa al primero que pase por la calle

#2 - El 26/4/2010 Fernando FR dijo:

“España debe de ser el único país de Europa, o de por ahí cerca, donde para sentarse en las Cortes no hace falta tener ni el bachillerato” Reverte 24/6/2007
Bueno; después de haber vivido en África más de 16 años, estoy convencido de que España es, en realidad, uno de los mejores países -de África, claro-
Lo que está pasando aquí no se diferencia gran cosa de lo que pasa allí, a no ser por el color de la piel -y la paella, oiga-. Sí, más sofisticado, más “guai”. Claro, que somos blancos y europeos -por favor, que no somos negros-. Pero, en realidad, lo que se cuece en nuestro país -desde hace mucho tiempo, demasiado- sería asunto de machete; de haber estado, eso sí, situados -sólo- unos cuantos kilómetros más al sur.
Lo de pertenecer a Europa es sólo un accidente geográfico -qué pena, por otra parte, de oportunidad; perdida, como tantas otras-, un accidente geográfico, decía, que no se refleja, para nada, en el nivel de vida y las oportunidades de nuestra sociedad y que a los únicos que beneficia es, precisamente, a nuestra clase política -pandilla de desalmados- y a los que la financian -a cambio de llevárselo todo de calle; me jodo yo con este tipo de financiación-; o sea, las cuatro o cinco familias banqueras, que manejan el cotarro desde hace varios siglos –los mismos, caballero, más que menos-; los mismos y entre bastidores, no faltaría más; los muy cabrones.
A los legos ¿de qué nos ha servido Europa? De bien poco -aparte de hacernos “disfrutar” del IVA, no te jode; que allí, en Europa, también sus señorías tienen que chupar todos los días, faltaría plus- poco, digo, si exceptuamos unas cuantas infraestructuras.
Acullá, -en África- por lo menos, de vez en cuando, los políticos sinvergüenzas son “cambiados” -por otros políticos sinvergüenzas, o más- a base de machete, RPG y AK 47.
Aquí, en cambio, seguimos -en el siglo XXI, parece mentira- con la mariconada de la izquierda y la derecha, el facha y el rojo -con iPod, eso sí-, cuando en realidad deberíamos empezar a distinguir entre los políticos honestos que pueden ayudar a resolver los problemas de nuestra sociedad -si es que existe alguno; político me refiero- y los vividores y sinvergüenzas que sólo buscan medrar a cuenta del contribuyente -posiblemente la inmensa mayoría de los que nos rigen, actualmente-.
Bueno, caballero, que también están los verdes. Otra mariconada. Los verdes -los de verdad- deberían llamarse: negros -por el color, no de la piel, sino el negro chamuscado de la carne de toda la gente que sobra en esta tierra-.
La única verdad ecológica -la madre de todas las verdades- acerca de la conservación del medio ambiente es la superpoblación. Todo lo demás es un subproducto de este hecho incuestionable. Así que estos verdes de pacotilla, podrían contribuir al sostenimiento del ecosistema con un suicidio colectivo. La tierra madre se lo agradecería profundamente. Todo lo demás es charlatanería barata -pero políticamente correcta, oiga; y que conste que la abuela ya recicla-.
Y esto –lo del suicido colectivo- nos lleva al artículo en el que baso este comentario: “que aquí no se suicida nadie”.
En África tampoco -es un hecho-; pero allí, la cosa política puede durar más o menos, rara vez es para siempre -a diferencia de aquí-.
Y dirá el sinvergüenza: ¿Suicidarme yo? Por favor, soy europeo y guai del Paraguay. Y además, ¿Por qué yo? Todos hacen lo mismo, así que ¿Qué se pretende? ¿Un suicidio colectivo? Impensable en democracia occidental. Además mire Ud. en África; allí no se suicida ni dios (o, tal vez, Dios sí se lo esté pensando, pero ese es otro tema) y en África, digo, roban a manos llenas. Oiga, que aquí vivimos en democracia. Sí bueno, seudo-democracia; vamos, la que te permite elegir entre A y B -y dios te libre de tratar de mentar el resto del abecedario: apología de algo tipo, multa, cárcel, exilio-.
¡Joder cuánto cuento! Y las ruedas de molino, cada vez más grandes.
Decía Jerry Rawlings, Presidente de Ghana que lideró dos golpes de estado -con éxito e incruentos; esto último, dicen, algunos- y que luego ganó unas elecciones: decía que -en África- cuando la clase política lo está haciendo mal, no hay más remedio que cambiarla -como debería de ser, en todas partes- y que a diferencia de las democracias occidentales -en las que hay elecciones cada equis tiempo-, allí sólo hay una vía: el golpe de estado. Bueno Jerry, populista e iluso a la vez.
Aquí, Jerry, bro, -es cierto- tenemos elecciones cada cuatro años, pero llevamos tropecientos y más idiotizando al personal, de modo que nada cambie: mismos perros, diferentes collares. Sobredosis de Belén Esteban y mucho futbol, educación pésima -no nos vayan a salir listillos y nos jodan el tenderete- y suma y sigue; pero que se puedan tomar un cortadito, eso sí, con los impuestos que pagan, no faltaría mas. Y que no dejen de pagar, los cabroncetes. Y los Botines, mientras tanto, a engordar -¿no reventarán algún día?- mande quien mande. Y los otros, los de la clase dirigente -con “d” minúscula- a pegarse la vida padre a cuenta de Ustedes -y de mí-. Y que viva España. Y maricón el último.
Y para terminar -porque este comentario me está saliendo más largo que el propio artículo del Sr. Reverte- una pregunta, la del millón: ¿Tiene esto solución?
Hay dos respuestas, desde mi humilde opinión:
a) Respuesta colectiva: NO -ni de coña, vamos-.
b) Respuesta individual: Márchese Ud. a vivir a África (o al Caribe, si los idiomas no son lo suyo) y haga caso al charrasquillo Liberiano (Liberia – África Occidental, para cortos en Geografía):
El del negro, digo, que está en la playa -paradisíaca, de arenas blancas e inmensas, mar turquesa y esas mierdas- recostado debajo de un cocotero y con dos pibas estupendas -negras, como no, femeninas, mucho, y nada feministas- estupendas, digo, y a cada lado. Los tres compartiendo el agua de un coco. Vamos, de coña. En esto se le acerca un alemán -a joder un poco la marrana; si fuera español añadiría que por envidia- y comenta este:
- Perdona que te moleste, Bro; Hi Sisters -sonrisa lasciva para ellas-; Perdona, pero no se si te das cuenta de que si cogieras algunos cocos y los llevaras al mercado, podrías hacer una buena guita. Con ésta, podrías comprar una bicicleta y, de este modo, aún podrías llevar más cocos, y más veces. Por lo que tu negocio iría creciendo: Luego una furgoneta. Más adelante un camión. Después una flota. Exportación internacional… Ya me entiendes: Big, bro, big! Verstehen Sie?
Y al final, bro, ¡podrías vivir de puta madre!
El negro lo mira, con cara de chulo-putas, vacilón, y le pregunta:
- ¿Y qué estoy haciendo ahora mismo, Fritz?

#1 - El 07/4/2010 Manuel dijo:

¡Por favor! que llueva napalm