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Noticias sobre Arturo Pérez-Reverte y su obra. Entrevistas.
David Benedicte / XLSemanal - 24/10/2011
Es el hombre del mes. No
solo publica la séptima entrega de la saga "Las aventuras del capitán
Alatriste", sino que, además, nuestro académico favorito cumple 20 años
como columnista estrella de XLSemanal. Dos poderosas razones para
hablar con él y `coronar´ a Pérez-Reverte como único amo y señor de
estas páginas. ¡Paso al duque de corso y real maestro de esgrima!
XLSemanal. ¿Cuántos millones de ejemplares lleva vendidos la saga?
Arturo Pérez-Reverte. Esas cosas me da vergüenza decirlas, pero te lo voy a decir porque es
una cosa pública. Entre España y América Latina, cuatro millones de
ejemplares.
XL. El dinero no lo es todo en la vida. ¿Lo mejor que le ha dado Alatriste?, ¿su mayor satisfacción ha sido...?
A.P.R. Me ha dado muchas, muchas. Una que viene con frecuencia es la del
lector que me dice: `Gracias a usted he conocido el siglo XVII y ahora
estoy leyendo a Alonso de Contreras, a Quevedo, a Cervantes...´. Ese
lector es mi mayor satisfacción. Más que nada porque, realmente, es una
época muy poco conocida que merece conocerse.
XL. ¿Cuántas entregas más podemos esperar?
A.P.R. Mínimo, dos. Tengo previstas dos. ¿Sabes una cosa? Yo tengo 59 años. Me
quedan diez años hasta los 70. Pon que me queden cinco o seis novelas,
con mucha suerte, ya que todo eso se va acabando. Entonces tengo que
elegir muy cuidadosamente lo que escribo y lo que no. Tengo que escribir
dos Alatristes seguro, pero no sé si habrá más.
XL. Volvemos a toparnos con un Alatriste cansado que contrasta con la energía que Íñigo muestra en su madurez.
A.P.R. Claro que sí. Íñigo va creciendo. Además, se empieza a enfrentar a él.
Empieza a querer matar al padre y ese tipo de cosas. Ten en cuenta que
Alatriste, en realidad, no es más que el trasunto de una España
determinada, de una España que desaparece con él. Es el final de un
mundo, de una época, de un imperio, de un poderío.
XL. ¿También está cansado el autor de la saga?
A.P.R. [Sonríe irónico] ¡Hombre, es normal! Tengo una edad. He vivido, he
viajado, he leído... Y, sobre todo, ves. Miras. Ves al ser humano... Eso
te produce un desgaste de ilusiones. La mirada se te cansa. Y lo que
más cansa es ver cómo la estupidez se repite y engorda, mientras que la
lucidez merma y mengua a cada momento.
XL. ¿Eso es lo que más indigna a Pérez-Reverte?
A.P.R. Exacto. La estupidez. Sobre todo cuando está aliada con el poder. Es
una mezcla letal. Se da en todas partes. Bush, en EE.UU., es el ejemplo
mayor de estupidez aliada con el poder. Pero en España también ocurre.
Aquí sabemos ser estúpidos y arrogantes nosotros solos. El peor enemigo
del sentido común es la estupidez aliada con el poder.
XL.
Vuelve a dar en esta entrega señales de vida, aunque bastante machacada,
Gualterio Malatesta: el malo. Qué difícil es tener enemigos a la altura
de uno, ¿no cree?
A.P.R. Sí, pero es algo necesario. Los
enemigos son útiles porque te mantienen despierto. El tipo que cree no
tener enemigos se duerme, se confía, se relaja. Y como siempre hay
enemigos, y más en España, pues te caen encima. El enemigo es como el
mar. Navegas en él, pero sabes que puede volverse contra ti porque es
peligroso.
XL. ¿Le ocurre a usted lo que a muchos lectores, que, desde la película, Alatriste tiene la cara de Viggo Mortensen?
A.P.R. Pues sí. No lo puedo evitar. Pero no me molesta porque ocurre lo
siguiente. Viggo hizo un trabajo muy concienzudo. Leyó los libros
previamente y él se adaptó al personaje. No es que crease un Alatriste
distinto. Lo que hizo Viggo fue encarnar de una manera bastante
rigurosa, en lo físico y en mucho más, a Alatriste.
XL. Ahora que estamos con lo audiovisual. ¿Qué pasó con La reina del Sur?, ¿no tuvo control sobre ese proyecto?
A.P.R. Es que no tenía por qué tenerlo. Lo dije muy claro en Twitter, pero te
lo digo otra vez. Lo que hicieron los americanos con La reina del Sur
fue un culebrón canónico con 70 episodios y con todas las virtudes y
defectos del culebrón clásico. En España se presentó como una serie de
calidad, reducida y corta y pega, para un público que no era el suyo.
Fue un disparate. Lo que era un culebrón muy digno se convirtió en una
serie cutre e inadecuada.
XL. ¿A cuántos `Alatristes´ ha conocido en su vida?
A.P.R. A muchos. Alatriste, realmente, existe. Tiene cara, tiene apellidos.
Alatriste, afortunadamente para mí, tiene mucho que ver con tipos a los
que llamo amigos.
XL. ¿Qué fue lo peor que vio siendo reportero de guerra?
A.P.R. Pues, fíjate, lo peor no siempre es el horror. Hay imágenes que te
persiguen con más intensidad que las tripas o la sangre. Un perro, por
ejemplo, que me iba siguiendo en la batalla de los hoteles de Beirut.
Tenía la pata rota de un tiro. Venía detrás de mí, pero yo no podía
llevármelo. Si hubiera tenido un arma, le habría pegado un tiro para que
dejase de sufrir. Tuve que dejarlo allí, mirándome. Pues la mirada de
ese perro me persigue con los años más que miradas de seres humanos a
los que a lo mejor vi sufrir más. Uno no elige el horror que recuerda.
XL.
«Cuando a un soldado le dan de beber, o está jodido o lo van a joder».
Lo dice Alatriste. Esa frase no se encuentra en libros ni en manuales de
urbanidad.
A.P.R. [Ríe] No. Eso es pura vida. A mí también me han dado de beber muchas veces antes de mandarme a sitios complicados.
XL. ¿Lo mejor de sus 20 años en XLSemanal?
A.P.R. El retorno. Los lectores. Con mi columna he irritado a mucha gente,
pero también he hecho muchos amigos desconocidos. Amarro un día el barco
en un sitio o estoy sentado en una terraza y se acercan a mí. Jóvenes
treintañeros que te cuentan que empezaron a leerte a los 15 y de ahí
pasaron a leer otras cosas.
XL. ¿Y lo peor?
A.P.R. El
compromiso. Yo, a estas alturas de mi vida, tengo la suerte de poder
elegir. Solamente soy esclavo de una cosa. Del maldito XLSemanal y de
enviar la maldita columna cada semana. Y no he fallado jamás en 20 años.
Es la única dependencia que tengo en mi vida.
XL. Una feliz dependencia, por otro lado.
A.P.R. Bueno, pero te aseguro que hay días en que me siento a las ocho de la
mañana a trabajar maldiciendo a XLSemanal y a la madre que lo parió.
Sobre todo cuando me veo diciendo: `¿De qué diablos escribo hoy la
columna, que tengo que irme a las tres de viaje?´.
XL. Una con la que ha habido bastante revuelo es recientita: la de Zapatero.
A.P.R. Ya, pero es que no se acuerdan de la que le hice a Álvarez-Cascos con
el Prestige. Ni de la que le hice a Aznar cuando se fue. Es que la gente
tiene muy mala memoria. Además, ocurre que ahora le toca a Zapatero.
XL. Lo ha dicho un lector: `Llamar imbécil a Zapatero no es propio de un académico´.
A.P.R. Bueno. Pues si soy académico y le llamé imbécil, será que sí es propio.
XL. Escribe usted a navaja, como si fuera un barbero.
A.P.R. ¿Sabes qué pasa? Yo no soy el Arturo Pérez-Reverte que escribe en
XLSemanal. La gente piensa que yo soy así. Que yo voy por la vida
agrediendo e insultando. Yo soy un tipo, como bien sabes, bastante
correcto. Nunca digo tacos hablando en la vida normal ni nada. Lo que
pasa es que ése es un personaje literario que tiene una actitud de
gruñón y agresivo y, como tal, debo ser fiel a él. Y el lector veterano
lo sabe.
XL. ¿Y por qué ese personaje es tan agresivo?
A.P.R. Porque un buen día descubrí que en España, si no pateas el hígado de
algunos, nadie se da por aludido. Aquí alguien dice `¡somos gilipollas!´
y ves que todo el mundo mira alrededor preguntando `¿quién?, ¿quién?´. A
veces, con el recurrir al ataque directo, a la navaja, se consigue una
mayor y mejor reacción.
XL. Hábitos del columnista: ¿dónde y cuándo escribe?
A.P.R. En casa, con horario de oficina. Ahí sí que no hay improvisación. No
hay `aeropuerto´. Siempre que le doy a la tecla, estoy en mi casa.
XL. Los temas están ahí. Dice el Financial Times que lo peor de la crisis está por venir. Da miedo, ¿no?
A.P.R. [Silencio] ¡Hombre, es que no quiero entrar demasiado en esto! Pero lo
haré. A veces me pregunto si no hacía falta una crisis como ésta para
cambiar la manera de ver el mundo de una generación. Porque lo que está
claro es que estábamos viendo el mundo de una manera equivocada. Y esta
crisis lo ha demostrado.
XL. ¿Por qué hace caso omiso de las últimas normas de la Academia en cuanto a acentos?
A.P.R. Porque no estoy de acuerdo.
XL. Tendrá contentos a los demás académicos.
A.P.R. Bueno, a algunos sí y a otros no. Somos varios. No estoy solo en esta
lucha. Yo, cada mañana, trabajo con palabras, lucho con ellas, y estoy
creando cosas. Por eso necesito herramientas diferentes que el técnico.