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Noticias sobre Arturo Pérez-Reverte y su obra. Entrevistas.
TEREIXA CONSTENLA | ELPAÍS.com - 08/6/2010
Arturo Pérez-Reverte vuelve a firmar en la Feria del Libro tras 13 años de ausencia. Cerca de 150 autores dedicaron ayer sus obras a pie de caseta.
Francisco López Blanco madrugó mucho, dejó tareas sin hacer y
adelantó la despedida de su hija, que se va fuera de casa dos semanas.
Antes de las nueve ya estaba en el Retiro pertrechado con tres novelas y
un periódico deportivo. Fue el primer lector que Arturo Pérez-Reverte
se encontró cara a cara en la Feria del Libro tras 13 años de ausencia.Francisco
López Blanco madrugó mucho, dejó tareas sin hacer y adelantó la
despedida de su hija, que se va fuera de casa dos semanas. Antes de las
nueve ya estaba en el Retiro pertrechado con tres novelas y un periódico
deportivo. Fue el primer lector que Arturo Pérez-Reverte se encontró
cara a cara en la Feria del Libro tras 13 años de ausencia. Después de
firmarle El asedio, su última obra, La carta esférica y La
piel del tambor, el novelista le agradeció el madrugón. Alrededor
de un millar de personas le seguirían durante una sesión en la que el
autor casi empalmó las firmas de la mañana con las de la tarde.
En
1997, Pérez-Reverte juró no volver a firmar al Retiro: "Dejé de venir
porque se planteaba como un concurso entre autores. El día que vi a un
tipo de una televisión con un metro tratando de medir la cola, decidí
que no volvía más". Ha regresado porque "ya no es una competición" y
porque hay crisis. "El libro necesita apoyo. Estar aquí es una manera de
apoyar al sector desde mi pequeñita parcela", recordaba minutos antes
de iniciar el ritual.
Para evitar favoritismos y protestas, la
editorial Alfaguara optó por una carpa neutra, un terreno de nadie,
donde el escritor dedicó ejemplares que la gente llevaba de casa o
acababa de adquirir en cualquier expositor. El más voraz: Adrián. Abrió
dos bolsas y depositó sobre la mesa 20 libros que Pérez-Reverte
suscribió sin rechistar. El más impactante: el policía que se apeó de su
caballo con un ejemplar de El húsar. Nadie protestó porque se
hubiera saltado la cola. "Estoy trabajando", se excusó antes de montar
de nuevo. Hasta el Retiro, tan concurrido que invitaba a pensar que la
crisis es una fantasía, acudieron ayer a firmar cerca de 150 autores.
Más movidos por la curiosidad que las ventas. "Ahora ya sé para quién
escribo", decía durante un breve parón Matilde Asensi, que estos días
-promociona Venganza de Sevilla (Planeta)- se va al hotel con una
muñequera. Un año conoció una lectora especial. "Solo tenía memoria del
corto plazo. El médico le recomendó que leyera mis libros y vino a
contarme emocionada que era capaz de recordarlos. Ya te puedes imaginar
que acabamos llorando".
"Es un deber que te compensa no tanto por
los libros que vendas sino por las historias que te esperan de la gente.
Ante nosotros pasan miles de novelas y alguna se queda", cuenta Andrés
Trapiello, ante ejemplares de Las armas y las letras (Destino).
Sin ir más lejos, a Javier Marías le visitó una lectora que ansiaba
regalarle una máquina de escribir y Juan Cruz conoció a la primera
Dulcinea del Toboso. Así llamada porque sus padres leyeron, en 1979, un
reportaje del autor titulado "Nadie se llama Dulcinea en el Toboso". Y
también le saludaron Javier Gurruchaga, que pregonó el libro Egos
revueltos (Tusquets) a la manera del vendedor ambulante, y un
admirador que confesó que jamás le compraría un libro por su devoción a
Pep Guardiola.
Rosa Montero es de las clásicas del Retiro. "Llevo
30 años viniendo". Hasta con perros ha ido. Ayer la acompañaba una
salamandra tatuada. "Es el único sitio donde puedes hablar con los
lectores puros, la única feria que tiene esto". Solo firma con pluma,
gesto que le agradece María del Mar. Al final siempre escribe "montones
de besos".
-¿Te acuerdas de mí?
- Sí, de Leganés. Me acuerdo
de tu poema pero no de tu nombre.
El poeta Luis García Montero se
saca las gafas para conversar con el hombre de Leganés. "El mejor
premio para un poeta es pertenecer a la educación sentimental de la
gente", afirma. El sábado, una chica se acercó a confesar que había
enamorado a otra gracias a un poema de Completamente viernes. Ese
mismo día, Ouka Lele se prendó de una madre y su hija que reclamaron
una firma. "Eran una preciosidad y les he pedido el teléfono para
tenerlas como modelo", cuenta.
Otro poeta, Marcos Ana, firma
ejemplares de su biografía Decidme cómo es un árbol (Umbriel) con
su letra menuda. Al final dibuja un arco y explica a su lector: "Esto
no es un garabato, es un abrazo".
· Pérez-Reverte arrasa después de trece años de ausencia (ABC.es)