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Noticias y entrevistas

Noticias sobre Arturo Pérez-Reverte y su obra. Entrevistas.

Cuando éramos honrados mercenarios

JAVIER PÉREZ | ABC - 16/2/2010

Desde oportunistas gobernantes a irredentos nacionalistas, pasando por feministas cerriles, Arturo Pérez-Reverte no deja títere con cabeza en «Cuando éramos honrados mercenarios», el libro más reciente del escritor cartagenero y en el que se recoge una selección de los artículos publicados cada domingo en «XL Semanal» entre 2005 y 2009.
Como lleva haciendo desde hace diecisiete años, el ojo clínico y avezado de este viejo mercenario ha sabido captar fielmente las virtudes y, sobre todo, miserias, de un país que ha pasado del clímax al gatillazo económicos en estos últimos cuatro años.

«Herodes y sus muchachos» o «Aquí nadie sabe nada» reflejan de manera lúcida cómo el país inflaba una burbuja inmobiliaria que tras estallar ha dejado un reguero de daños colaterales en la cola del INEM ante la aparente ingenuidad de unos ciudadanos de quienes «asombra lo poco que advertían el estado real de las cosas».
Como buena letra «T» de la Real Academia Española, Pérez-Reverte también reivindica en algunos de sus artículos la independencia de una institución que no se aviene a las exigencias caprichosas de nacionalistas, feministas («feminatas», las llama el escritor) o adeptos de lo políticamente correcto: «Que España sea un continuo disparate no significa que quinientos millones de hispanohablantes también estén dispuestos a volverse gilipollas».
Hojear las páginas de «Cuando éramos honrados mercenarios» también supone pasear por algunos capítulos de la historia desconocidos para la mayoría de lectores. «El hombre que atacó solo», «Frailes de armas tomar» o «1490: comandos en Granada» relatan las azañas y el coraje de personajes que, a pesar de su entrega, «aquí no son más que tristes agujeros negros en la memoria».

Eran otros tiemposEntre los numerosos artículos en que el demiurgo del universo Alatriste arremete contra las miserias de este país también hay sitio para otras piezas en que el estilo ácido y mordaz del escritor da paso al lenguaje sereno y templado de quien, a sus 58 años, rememora algunos momentos del pasado con la perspectiva que da el paso del tiempo.

Un Pérez-Reverte de cinco años que, atónito, contempla su caballo de cartón destrozado; el viejo vendedor de libros que visitaba la redacción de «Pueblo» o la niña aventurera que intercambió su sonrisa con un pequeño delfín son ejemplos de esos entrañables viajes al pasado que, en ocasiones, pierden su romanticismo y regresan al presente cargados con todos sus fantasmas: en «La chica del blindado» y en «Fantasmas de los Balcanes», los gritos y horrores de la guerra vuelven a la memoria del antiguo corresponsal que durante 21 años estuvo presente en conflictos como los de Líbano, Eritrea, Nicaragua o Bosnia.

Eran otros tiempos, otra forma de hacer periodismo, en que la opinión se dejaba para editorialistas y columnistas mientras los «periodistas de infantería» eran «mercenarios eficaces y peligrosos» que se curtían en busca de la noticia.
Después de «Patente de corso», «Con ánimo de ofender» y «No me cogeréis vivo», los anteriores recopilatorios de sus artículos semanales, «Cuando éramos honrados mercenarios» se puede considerar una radiografía de la historia más reciente de España, una historia en la que, de una u otra forma, el lector se verá reflejado.