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Noticias sobre Arturo Pérez-Reverte y su obra. Entrevistas.
J. A. ELGARRESTA | La Verdad de Murcia - 19/2/2004
El periodista, escritor y miembro de la Real Academia de la
Lengua, Arturo Pérez-Reverte, denunció ayer el expolio y destrozos que
sufre el patrimonio de Cartagena y urgió a "preservar lo que nos queda"
de la Cartagena del siglo XVIII, ejemplificado en edificios como el
antiguo Hospital de Marina o el Cuartel de Antiguones, que son las sedes
del campus de la Muralla de la Universidad Politécnica, a fin de no
perder una seña de identidad de la ciudad portuaria que, como dijo, "es
la Marina y la Historia".
Pérez-Reverte se convirtió ayer en el primer doctor honoris causa de
la institución docente de estudios superiores de la ciudad portuaria, un
acto repleto de solemnidad -su desarrollo, que no los discursos, se
hizo en latín- y que convocó a una gran cantidad de amigos, familiares y
simpatizantes del académico cartagenero y de su obra.
Ante un público entregado, que siguió su disertación con un silencio
reverencial, el nuevo doctor de la Politécnica pronunció un discurso con
una línea de desarrollo muy clara: la relación entre la Cartagena
actual y la del siglo XVIII, probablemente la mejor época que ha
atravesado la ciudad portuaria, muy vinculada a la construcción del
Arsenal militar, que se prolongó durante prácticamente un siglo.
Pérez-Reverte aseguró sentir un "honor muy especial" al recibir esta
distinción, en su ciudad y en el "lugar en el que estamos", el antiguo
Hospital de Marina, como símbolo de una ciudad "que una vez más resurge
lenta y mira el futuro con esperanza".
Ofreció un repaso por la importancia que edificios como el Arsenal
militar, la Muralla de Carlos III, las baterías de costa o los inmuebles
anteriormente citados han tenido en la historia de la ciudad, así como
también el papel que Cartagena ha tenido en la historia naval.
Ignorar el pasado
A esta época de esplendor de la ciudad siguió otra de decadencia, por
cuanto los cartageneros -el incremento poblacional de la ciudad en
aquellos años fue enorme- se acostumbraron a ser asalariados y vivir del
Arsenal y de sus industrias complementarias. De hecho, Pérez-Reverte
llegó a comparar esta situación de crisis con la que vivió Cartagena a
finales de los años ochenta y principios de los noventa, una ciudad
"ignorante hasta el suicidio de las lecciones del pasado".
Sin embargo, y al margen de críticas fuertes, que las hubo,
Pérez-Reverte hizo un llamamiento público a recuperar lo que queda en la
ciudad del siglo XVIII, aunque, eso sí, "con buen gusto, dignidad y
decencia". "Cartagena es la Marina y la Historia; en casco contrario,
será una huérfana analfabeta que ignora todo de sí misma", sentenció.
El solemne acto -pocas veces se habrá transmitido al público asistente
esa sensación de solemnidad como ayer- empezó con media hora de
retraso, por la demora en llegar del presidente Ramón Luis Valcárcel.
Eso no fue óbice para que el padrino del doctorando, José del Pino
-presidente del Consejo Social de la Universidad Politécnica-, glosara
su figura y, en algún momento puntual de su intervención, con la voz
quebrada, estuviera al borde de las lágrimas.
Fue él quien hizo entrega a Pérez-Reverte de los atributos de doctor:
el birrete -"sé para los demás antorcha que les preceda y emprende más
seguro la lucha, protegido ahora por éste como yelmo de Minerva"-, el
anillo -"la Sabiduría se te ofrece como esposa en alianza perpetua"-,
los guantes blancos -"símbolo de la pureza con que deben trabajar y
escribir tus manos"- y el Libro de la Ciencia -abierto, "para que entres
en los secretos de la ciencia"; cerrado, "para que, cuando proceda,
guardes esos secretos en tu corazón".
Críticas contra la "especulación salvaje"
En sus escritos y apariciones públicas, Arturo Pérez-Reverte no suele
morderse la lengua cuando lo considera oportuno y ayer tampoco lo hizo.
De hecho, una de sus principales críticas se centró en el patrimonio que
se ha perdido gracias, entre otros factores, a la "especulación
salvaje" y la "canallada urbanística". De hecho, llegó a decir que hay
personas que se están enriqueciendo gracias a la destrucción del
patrimonio.
Ante un auditorio en el que había muchas autoridades, tanto regionales
como locales, Pérez-Reverte dijo lo que cualquier cartagenero quiere
oír y, además, de la forma que quiere oírlo. Quizá por esa razón, la
ovación que siguió su discurso fue enorme.
También porque Pérez-Reverte no ahorró críticas no sólo a la
destrucción del patrimonio, sino a la dejadez de las autoridades a la
hora de controlar los desmanes con los edificios históricos y algunas
nuevas construcciones, pero también a los propios cartageneros, para lo
cual citó, como ejemplo, que la demolición de las Puertas de la ciudad
se realizó "entre aplausos y parabienes" de políticos y ciudadanos de a
pie.
Ejemplificó algunas de sus críticas en la desaparición de los diques
de Sebastián Feringán -del siglo XVIII-, que han sido despiezados y
vendidos hace pocos años, "sin que nadie haya movido un dedo para
evitarlo, o casi nadie" y denunció que estos hechos suponen que, a los
jóvenes, "se les escamotea la Historia" y, a los mayores, la memoria.
Por su parte, Félix Faura, rector de la Politécnica, destacó que "la
libertad, el patriotismo o el librecambio pesan menos [para el nuevo
doctor] que el Pérez o Martínez que debe encarnar [estos valores]",
poniéndole como ejemplo de lo que Salvador de Madariaga definió como
español en su ensayo España.
Familiares, políticos y gente del cine arroparon al escritor
María Dolores tiene muchas razones para estar orgullosa de su hijo.
Desde ayer, tiene una más: es el primer doctor honoris causa de la
Universidad de Cartagena. María Dolores llegó a la ceremonia del brazo
del obispo emérito, Javier Azagra, que también participó del acto, así
como las hermanas del académico, Cristina y María Dolores.
Políticos, amigos, admiradores de su obra, gentes del cine,... todos
quisieron acompañar a Arturo Pérez-Reverte en este acto, aunque algunos
de ellos, sobre todo los políticos, no salieran muy bien parados.
Porque, presidiendo, estaba Ramón Luis Valcárcel, pero también
asistieron el consejero de Educación y Cultura, Juan Ramón Medina
Precioso, y el de Presidencia, Fernando de la Cierva. Por parte local,
la alcaldesa, Pilar Barreiro, con buena parte de su equipo de gobierno,
así como concejales de la oposición.
Como el acto comenzó con media hora de retraso, por la demora en
llegar de Valcárcel, hubo tiempo para poder ver al actor Carmelo Gómez, o
a los cineastas Imanol Uribe y Pedro Olea, y al catedrático José
Perona, sentados en una de las primeras filas.
Los momentos más simpáticos, sin embargo, se vivieron al finalizar el
acto, en el patio del antiguo Hospital de Marina. Tanto los catedráticos
de la Universidad como muchos alumnos y asistentes al acto se acercaron
hasta el académico para hacerse una foto con él o pedirle un autógrafo,
ya fuera en el libreto con el desarrollo del acto, ya fuera en algún
volumen de las aventuras de Alatriste. Y no fueron pocos los que
saltaban de alegría tras conseguirlo. "¿De quién es este bolígrafo?",
gritaba el nuevo doctor durante unos segundos de sosiego. Uno de los que
se acercó a pedirle una firma fue el ex hermano mayor californio,
Carlos Ferrándiz, aunque también estaba por allí el presidente de los
empresarios, Manuel Pérez de Lema; el de los constructores, Miguel
Martínez; el arquitecto Martín Lejárraga o el pintor Ángel Mateo
Charris.