Prensa > El Bar de Lola
Anotaciones de Arturo Pérez-Reverte. Desde abril de 2012 a marzo de 2014 fueron publicadas en novelaenconstruccion.com
Arturo Pérez-Reverte - 07/12/2012
Xavier Grau - Diario Siglo XXI - 01/12/2012
El macho-alfa de la literatura española -Sergio Vila-Sanjuán dixit-
ha caído enamorado a los pies de la protagonista de su última obra, ‘El
tango de la Guardia Vieja'. ¡Quién lo iba a decir!. A ese amor revelado
ha decidido centrar su próximo trabajo literario cuando todavía su nuevo
éxito recorre las librerías, las bibliotecas y las redes sociales.
El escritor cartaginés proyecta su siguiente novela entregada a la
esencia femenina, épica y literaria de su heroína definitiva: Mecha
Inzunza. No se alarmen. Llegarán nuevos Alatristes, pero tal vez ya no
serán lo mismo, a fuerza de compartir querencias con esta heredera de un
imperio de aguas minerales que nos pone a todos ante el espejo de la
vida, del amor y de la memoria. A su creador el primero, lo cual asoma
con más peligro en una historia que la propia editorial Alfaguara
encuadra así: «Una pareja de jóvenes apuestos, acuciados por pasiones
urgentes como la vida, se mira a los ojos al bailar un tango aún no
escrito, en el salón silencioso y desierto de un transatlántico que
navega en la noche. Trazando sin saberlo, al moverse abrazados, la
rúbrica de un mundo irreal cuyas luces fatigadas empiezan a apagarse
para siempre.»
En algún lugar dejó dicho Pérez-Reverte que preparaba su retirada
literaria con dos nuevas aventuras de su Alatriste en París y Roma. Pero
este recreador de universos perdidos y de personajes de compleja
nobleza y reivindicativa gallardía ha sido vencido por el romanticismo:
"Eso nunca, por Dios; no soy Corín Tellado", suelta en el auditorio
barcelonés de la Biblioteca Joan Fuster ante más de doscientos atentos
seguidores que le escuchan; y otros doscientos más que se han quedado en
la calle y que le intuyen. Cuando esto pronuncia, Pérez-Reverte
insinúa, con la sonrisa inteligente del periodista que suelta un
titular, que pretende ahondar en el universo cerrado, íntimo, seductor y
sexual de esta Mecha Inzunza con la que va a poner los cuernos
literarios al soldadote Alatriste. Dice el novelista: "Todo ser humano
tiene lugares turbios; y una mujer abre puertas que un hombre ni imagina
que están abiertas".
La frase suena a alerta para los lectores de un escritor que aparenta
controlar todo su mundo pero que ahora se muestra dominado por sus
criaturas. ¿Es la confesión definitiva donde se confunden autor y
personajes? ¿Es la rendición del gran guerrero que nunca quiso que le
cogieran vivo? De entrada, el nuevo proyecto embrionario pero ya
anunciado de Pérez-Reverte indica que lo mejor está por llegar para
crear, tal vez, la cruz en femenino de su héroe espadachín.
Así, este Pérez-Reverte más serio y más pausado de lo que parece,
menos provocador y bullanguero de lo que se le define y más tímido y
padrazo de lo que presume, parece conjeturar ya la réplica reverteriana y
troyana a lo del sombrío de Grey -"una porquería que me recuerda a los
relatos eróticos del viejo ‘Lui' que escribía el amigo Manolo que estaba
en el paro".
El amigo Arturo -perdón por las confianzas, patrón- ha caído en sus
propias redes y en lugar de amueblar él los lugares fantásticos,
finiquitados y elegantes de su última novela, ha sucumbido a los
encantos de su rotunda heroína. La mira con ojos de cordero degollado,
la siente próxima e inalcanzable a la vez, la desea con el ansia de lo
imposible y, además, se siente dueño de los destinos imaginarios de
ella. ¿Y eso es lo que le da pavor al escritor de Cartagena? ¿O ha
generado esta Mecha un miedo atávico en el hombre Arturo? Vaya
preparando, maestro, una ampliación de este blog divertido y guasón
desde el que ha contado la construcción de su última novela
(http://novelaenconstruccion.com/); porque ‘El tango de la Guardia
Vieja' descubre algo más del hombre que está tras el autor, del
periodista oculto tras el novelista, del pirata bueno capaz de arriar
definitivamente su bandera negra por el amor de una mujer que trasciende
los tiempos.
Esta Mecha Inzunza guapísima, estilosa y geométrica puede hacer
esperar a un Alatriste que Pérez-Reverte ha dejado a las puertas de
Barcelona en posición de ataque -¡manda huevos decirlo horas después de
las elecciones catalanas!-. Y miles de lectores estarán ahí para leerlo y
escucharlo de boca de este escritor y marino que se reclama eficaz
contando historias. Y lo es. A fe de Dios -y de nuevo pido perdón,
patrón-. Sí lo es creando un mundo imaginario y ya pasado que de tan
real asusta porque engancha al autor mismo que, pocos días después de la
presentación de su obra lamenta: "Mi imaginación se apropió de ese
mundo para siempre, y ya nunca podré mirarlo con la inocencia de unos
ojos libres".
‘El tango de la Guardia Vieja' puede acabar apareciendo entre la obra
de Arturo Pérez-Reverte como el giro definitivo de este peculiar
novelista que hace de la técnica una de sus grandes bazas. Que destripa
sus obsesiones y las socializa entre una legión de seguidores sin dejar
de fruncir el ceño. O todos advierten que el patrón juega de farol o
éste es un gañán fantástico y divertidísimo que engaña a todos. Sea como
fuere, la ambición, la maestría y la pirotecnia detallista de esta
novela pueden acabar con el mito Pérez-Reverte: ese escritor ácido y
articulista destroyer que sólo escribe de batallitas, espadachines e
hijoputas. Y a la vez, esta obra la confirma como lo que él se pretende
(¿para esconder su timidez, tal vez?), un autor mayúsculo, valiente y,
sobretodo, muy profesional, además de joven. Y léase esta juventud en el
universo reverteriano cuando reza que "uno sólo es joven en vísperas de
la batalla". Y Pérez-Reverte, en vísperas de la refriega definitiva
contra y con Mecha Inzunza, puede estar a las puertas de entregarnos
-antes de dos años- su gran obra definitiva, la que nazca de ‘El Tango
de la Guardia Vieja'. ¡Ah! Y para los más agoreros, si no lo consigue,
por lo menos habrá planteado batalla y tal vez conseguido atraer sobre
sí la mirada definitiva de la mujer universal e inalcanzable que a todos
se nos fue. A esas horas, y en cualquier caso, la batalla estará ganada
si damos por sentado que la única batalla que se pierde es la que no se
libra y que ‘El tango de la Guardia Vieja' es la antesala de un nuevo
Pérez-Reverte.
¡Ay! el amor. Ha escrito este académico atípico que los barcos se
pierden en tierra y dentro de poco se descubrirá él mismo confesando que
los literatos duros se encuentran, siempre y aunque no quieran, en la
mirada ancestral de su Andrómaca particular. ¡Quién lo iba a decir!, don
Arturo, en estos tiempos de Zara, Red Bull y Marina d'Or.