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Anotaciones de Arturo Pérez-Reverte. Desde abril de 2012 a marzo de 2014 fueron publicadas en novelaenconstruccion.com
Arturo Pérez-Reverte - 02/12/2012
El tango de la Guardia Vieja, de Arturo Pérez-Reverte ( Blog Las bizarrías de Belisa, de Luis Alberto Cao). Sábado, 1 de diciembre de 2012
A todos los que vieren y entendieren. Desocupado lector:
ruego a vuesa merced, sin correrme (avergonzarme), aplique vuesa
indulgencia a la libertad que ha tomado, este pobre bachiller, de
escribir, de diferente manera, esta modesta glosa después de holgarse
con tan impar y vien compuesta novela. Vale.
En primer lugar, me gustaría, queridos lectores, pediros disculpas
por esta pequeña "broma" de carácter filológico con la que he querido
encabezar la reseña de "El tango de la Guardia Vieja" última y recién
publicada novela del escritor cartagenero Arturo Pérez-Reverte. Y he
comenzado de este modo tan atípico y peculiar para, de alguna manera,
resaltar y hacer patente el inefable placer, tanto estético como
literario, que me ha producido su lectura atenta y minuciosa lectura.
Tengo que confesaros que ayer terminé su segunda lectura cuando me
sorprendieron las primeras luces del alba, porque tras su primera
lectura quedé, y lo digo con toda honestidad, literalmente fascinado e
impactado por ésta en apariencia sencilla historia, pero que oculta una
densa y compleja arquitectura narrativa. Precisamente uno de cuyos
grandes méritos es que hace parecer sencillo lo complejo y meritorio.
Como anunciaba al principio, esta reseña va a ser un tanto atípica
respecto a lo habitual, porque voy a empezar con un extenso comentario
al respecto y después entraré en la reseña, propiamente dicha, y el
análisis más técnico, minucioso y pormenorizado, con el fin de intentar
explicar y aclarar el por qué de mi entusiasmo tras la lectura de "El
tango de la Guardia Vieja". A modo de introducción y para marcar el tono
general de esta reseña, tengo que afirmar, sin paliativos, que "El
tango de la Guardia Vieja" es una magnífica novela, que roza la maestría
y que ha conseguido removerme y emocionarme, a partes iguales. Antes de
seguir adelante me gustaría compartir una reflexión. Una de las
premisas básicas que debe respetar, en este caso, un crítico literario
es centrarse única y exclusivamente en la obra a analizar e intentar no
contaminarse con otro tipo de condicionantes. Me explico. Las últimas
novelas que he leído de Arturo- Pérez Reverte (El asedio, El puente de
los asesinos... esta última, por cierto, ya reseñada hace casi un año en
este mismo blog) me han resultado bastante decepcionantes, sin embargo,
esa opinión no ha condicionado, en modo alguna, la "mirada limpia"
necesaria, imprescindible me atrevería a añadir, para reseñar una
novela, que me ha permitido disfrutar y enamorarme de este libro.
En este comentario voy a empezar por el final de libro (no, por
favor, no penséis que voy a "destripar" la novela, nada más lejos de mi
intención). Al final de la novela el autor nos da el arco temporal que
ha durado la creación de la novela: Madrid enero de 1990-Sorrento junio
de 2012. No es casualidad que tras este largo proceso creativo,
obviamente multitud de veces interrumpido por otros libros, se aprecie
esa madurez estilística, tan depurada, aparentemente tan sencilla pero
que oculta un gran trabajo de aquilatación. Después de tantos años
dedicado profesionalmente a la crítica literaria cada día me he ido
dando más cuenta de que el arte de la literatura se reduce a dos
premisas fundamentales, dos pilares básicos a lo que debe aspirar
cualquier obra literaria. La primera y principal es que el fin
fundamental de la literatura es "contar una historia" y la segunda, y no
menos importante, es que sea creíble. El resto todo son alharacas y
disquisiciones literarias en las que los autores, los críticos y los
lectores nos enzarzamos absurdamente.
Pero, ¿qué es lo que hace que una obra literaria, nos conmueva y nos
emocione? En mi modesta opinión, y por supuesto puedo estar equivocado,
es fundamentalmente por el empleo de la técnica, por supuesto
independientemente de la temática de la obra que también es un factor
coadyuvante. Pondré un ejemplo. Todo el mundo, probablemente, habrá
estado enamorado alguna vez en su vida, y con toda seguridad ese
sentimiento habrá sido muy fuerte e intenso. Pues bien, cuando leemos a
un poeta que describe el amor, logra conmovernos porque ha conseguido
verter en palabras, en conceptos y en imágenes literarias (poéticas en
este caso) un sentimiento abstracto y, hasta cierto punto, inefable.
Pero eso no quiere decir que ese poeta sienta el amor con mayor
intensidad o profundidad que cualquiera de nosotros, de ninguna manera.
Lo que sí sabe expresarlo de un modo poético y literario que permite
hacernos partícipes, en primera persona, de ese sentimiento, y eso,
además de talento, se llama técnica. Pido perdón por esta digresión pero
la he creído necesaria para intentar explicar por qué en mis reseñas
suelo hacer tanto hincapié en esta faceta. Y, bajo estos presupuestos,
sin duda alguna, "El tango de la Guardia Vieja" es un texto en el que
Arturo Pérez-Reverte hace "ostentación" de un admirable dominio técnico
porque, como comenté un poco más arriba, es una novela tan bien escrita
que, a no ser que nos detengamos en una lectura atenta, reflexiva y
analítica, resulta casi imperceptible a la vista, todo ese entramado
literario que sustenta y da coherencia a todo el discurso narrativo. Y
esas son, precisamente, las grandes novelas, en la que parece imposible
vislumbrar todo ese minucioso trabajo técnico y "estructural" que
necesariamente conllevan.
Antes de sentarme al ordenador para escribir esta reseña he estado
consultando, minuciosamente, los casi veinte folios de notas que me ha
sugerido la lectura de la novela. Y ya siento esa impotencia de no poder
explayarme, como yo quisiese, en esta reseña para poder desmenuzar y
analizar todos esos detalles, de buen hacer, que Arturo Pérez-Reverte
nos deja en la novela. Lo que sí intentaré es ser lo más sucinto y
sistemático posible, para intentar no perdernos en una novela tan densa y
rica en matices, todos ellos dignos de analizarse.
Dicho todo lo cual creo va llegando el momento de entrar en la
reseña, propiamente dicha, y en el análisis literario de "El tango de la
Guardia Vieja". Como suele ser habitual, y con el objetivo de situar y
contextualizar la novela, sobre todo pensando en los lectores que aún no
la han leído, creo que lo que más adecuado y pertinente, sería
pergeñar, muy sucintamente, una breve sinopsis argumental del texto.
Para lo cual me ha parecido, en su brevedad, transcribir literalmente el
resumen que nos ofrece la editorial Alfaguara:
"«Una pareja de jóvenes apuestos, acuciados por pasiones urgentes
como la vida, se mira a los ojos al bailar un tango aún no escrito, en
el salón silencioso y desierto de un transatlántico que navega en la
noche. Trazando sin saberlo, al moverse abrazados, la rúbrica de un
mundo irreal cuyas luces fatigadas empiezan a apagarse para siempre.»
Un extraño desafío entre dos músicos, que lleva a uno de ellos a
Buenos Aires en 1928; un asunto de espionaje en la Riviera francesa
durante la Guerra Civil española; una inquietante partida de ajedrez en
el Sorrento de los años sesenta...
El tango de la Guardia Vieja narra con pulso admirable
una turbia y apasionada historia de amor, traiciones e intrigas, que se
prolonga durante cuatro décadas a través de un siglo convulso y
fascinante, entre la luz crepuscular de una época que se extingue".
En primer lugar y antes de seguir adelante me gustaría precisar que
"El tango de la Guardia Vieja" es una historia de un romanticismo
exacerbado, como hacía mucho tiempo que no leía, pero no de un
romanticismo edulcorado o almibarado sino, mas bien, de un romanticismo
contenido, silente, pero a la vez profundo y dolorido que, como ya he
comentado, en algunos momentos, honestamente, ha conseguido conmoverme
profundamente, tanto artística como emocionalmente. Novela envuelta en
esa atmósfera decadente y crepuscular que va inundando y envolviendo,
lentamente, a los personajes en esa neblina pegajosa de la melancolía
que provoca el decurso de la vida y esa mirada retrospectiva al pasado.
Ahora sí vamos a entrar en en el análisis. Desde un punto de vista
formal la novela está estructurada en trece capítulos y dentro de cada
capítulo se distinguen varios subcapítulos, por así llamarlos,
singularizados gracias a los espacios tipográficos. "El tango de la
Guardia Vieja" está narrado en varios planos temporales que, a su vez,
aparecen entrecruzados entre ellos. Fundamentalmente los planos
literarios son los recuerdos remotos de Buenos Aires, de Niza y el
momento narrativo presente. Y, precisamente, en la manera de abordar
este relato en dichos planos temporales, empezamos a ver la elaborada
técnica de Pérez-Reverte. En todo momento el autor sabe mostrarnos en
qué plano estamos en cada momento. Fundamentalmente lo consigue por el
uso y empleo de los tiempos verbales, veremos su dominio en el uso de
los verbos en pretérito o en presente, dependiendo del efecto temporal
que busque. Por otra parte hay que resaltar la dificultad para
entreverar todos esos planos narrativo-temporales de modo que adquieran
una coherencia interna y estructural al fundirlos. Y en ese punto, de
nuevo, tengo que reconocer que Pérez-Reverte, ha vuelto a impresionarme,
demostrando una maestría incuestionable creando una serie de relatos
que, paralelamente, se van complementando y contrapunteando, a su vez,
para darnos esa perspectiva de conjunto que nos hará entender y
comprender esta historia desde ambos planos. Arturo Pérez-Reverte en
esta novela me ha mostrado y convencido, que es uno de los más grandes
escritores de la actualidad, porque como decía más arriba cuando hablaba
de los dos pilares fundamentales de la literatura nos cuenta una
hermosa historia de amor, de soledad y de nostalgia y, por otra parte,
consigue hacer que, desde el primer momento, nos la creamos. Aconsejo al
lector que cuando lea la novela repare en la maestría con la que el
autor encadena los planos temporales y cómo los utiliza para aclarar y
matizar el relato principal. Este relato imbricado, técnicamente tan
complejo ser aprecia especialmente bien, sobre todo, en la parte final
de la novela (y hasta ahí puedo leer...).
Ya desde su propio título Pérez-Reverte, al menos esa es mi opinión, nos propone una novela, claramente, muy sensual, stricto sensu,
o sea una novela en la que predominan y son muy importantes las
sensaciones que nos llegan por lo sentidos. El propio título, como
comentaba, tiene una connotación auditiva y visual. Voy a permitir
transcribir un párrafo que creo que es muy ilustrativo de esta
"sensualidad" de la novela.
"Ya era completamente de noche cuando pasaron el puente sobre el
Paillon. A su izquierda, más allá del jardín, las farolas iluminaban la
plaza Masséna. Un tranvía pasó lejos, entre los árboles tupidos y
sombríos, apenas visible salvo por los chispazos del trole".
Voy a detenerme en este fragmento para analizarlo y examinarlo con
toda meticulosidad porque creo que nos va a aportar mucha información
para comprender esta prosa tan sensorial. Como resulta evidente en este
fragmento es "palpable", permítaseme este adjetivo tan "sensual", en el
que el autor va a contraponer "luces y sombras". Al principio nos habla
de oscuridad, era complemente de noche, y además la palabra noche enfatizada con completamente, para realzar su valor, y lo contrapone, en la misma frase con la luz, las farolas iluminaban la plaza. Pero es que en la siguiente frase de nuevo el autor nos va enfrentar la oscuridad con la luz, árboles tupidos y sombríos, en esta parte la oscuridad aumentada por ese doble uso adjetival y, a continuación, lo vuelve a enfrentar a la luz, por los chispazos del trole.
Espero que con este ejemplo, más o menos, haya servido para ilustrar la
belleza estética con la que Arturo Pérez-Reverte ha escrito esta
novela. Evidentemente no me puedo sustraer a referir y comentar, por
ejemplo, la magistral escena del baile del tango de los protagonistas en
el barco, con esa adjetivación de movimiento que nos da una visión casi
cinematográfica. No voy a transcribirla porque es demasiado larga pero
está tan bien escrita que parece que estamos viendo bailar ese tango y
escuchando los acordes de la orquesta y el lamento lastimero del
bandoneón. Y, en este sentido, me gustaría destacar por último la escena
de la partida de ajedrez, un auténtico "master" de técnica literaria
como, por otra parte, es toda la novela.
Antes de entrar en el análisis de los personajes, me gustaría añadir
que la novela está narrada en tercera persona, pero está tan bien hecha
que más bien parece que está narrada por los propios personajes, por la
cantidad de información que nos aporta de ellos y por su capacidad de
penetración en su psicología. Los protagonistas de la novela son Max
Costa (al final de la reseña comentaré algo al respecto del nombre de
este personaje) y Mecha Inzunza, cuya historia de amor y desamor será la
que vertebre todo el relato. La caracterización, así como el dibujo del
personaje de Max Costa, también de Mecha Inzunza, es impecable, porque a
lo largo del relato veremos cómo van evolucionando y cómo el paso de
los años hará que las arrugas que aparecen en su rostro y las manchas
que ya aparecen en el torso de sus manos, hagan aparición también es sus
almas. De nuevo, una vez más, llegara ese momento en la vida de todos
en que añoraremos las ilusiones perdidas, ese lo que pudo haber sido y
no fue y que ya no tiene solución. Max Costa, desde el principio desde
su aparición como "bailarín mundano" (bailarín profesional de las salas
de baile), en el viaje trasatlántico a Buenos Aires, consigue hacerse
con nuestro corazón. Sin embargo Max es un hombre descreído que mira con
escepticismo la vida. Creo que transcribiendo algunos fragmentos
quedará más claro cómo es Max Costa.
"La playa absurda donde la resaca de la vida lo arrojó tras el naufragio final".
"Fue entonces cuando comprobó, con un vistazo casual, que el
marido de su pareja estaba sentado junto a la mesa, cruzadas las piernas
y un cigarrillo entre los dedos; y que, a pesar de su apariencia
indiferente, no dejaba de observarlos con mucha atención. Y al mirar de
nuevo a la mujer, encontró reflejos dorados que parecían multiplicarse
en silencios de mujer eterna, sin edad. En claves de todo cuanto el
hombre ignora".
"-Cuando veo todas esas camisas negras, pardas, rojas o azules,
exigiendo que te afilies a esto o aquello, pienso que antes el mundo era
de los ricos y ahora va a ser de los resentidos... Yo no soy ni una cosa
ni otra. Ni siquiera logro el resentimiento, aunque me esfuerce. Y te
juro que lo hago".
En este profuso y meticuloso análisis, no es posible que dejemos
pasar por alto la importancia tanto del tango como del ajedrez como
elementos vertebradores y antitéticos de la trama de "El tango de la
Guardia Vieja". Respecto al tema del tango, reconozco que me ha
interesado mucho el tratamiento que de él hace Pérez-Reverte. Y al hilo
del tango me gustaría reseñar otro de los personajes importantes de la
novela que es Armando De Troeye, el marido de Mecha y que es uno de los
más complejos, que es un célebre compositor y que por una apuesta con
Ravel, quiere deslumbrarle con composición de un tango que será mucho
mejor que su célebre "bolero" y que terminará siendo "El tango de la
Guardia Vieja", que lo "escucharemos" varias veces a lo largo de la
novela. Magnífica toda la ambientación de la novela en Buenos Aires y en
los locales arrabaleros a donde se dirigen los protagonistas, así como
el fino análisis de los porteños.
Pero tengo que reconocer que mucho más aún me ha interesado el uso y
el tratamiento del tema del ajedrez. Si no recuerdo mal, Arturo
Pérez-Reverte se ha acercado, por lo menos, una vez más al tema del
ajedrez dentro de su producción. En concreto en su novela "La tabla de
Flandes" una de sus primeras novelas. Sin duda, tal y como lo describe
al autor, el mundo del ajedrez, así como el estudio de la psicología de
los ajedrecistas es fascinante. A través de la novela y como comentaba
un poco más arriba, con esa magistral descripción de una partida de
ajedrez, nos aproxima a ese mundo tan complejo y tan rico de ese
deporte-arte llamado ajedrez. El propio autor nos lo define muy bien,
utilizando sus palabras: "Esto es ajedrez. El arte de la mentira, del asesinato y de la guerra".
Veremos cómo el temperamento de cada uno marca su manera de entender y
de enfrentarse al ajedrez. En este fragmento uno de los personajes nos
explica cómo es la manera de jugar de Jorge Keller, el hijo de Mecha
Inzunza.
"-Sigue siendo su estilo: arriesgado, brillante, finales de infarto...
Juega como si fuera inmune al miedo, con pavorosa indiferencia. A veces
parece mover de manera incorrecta, con descuidos, pero sus adversarios
pierden la cabeza por lo complicado de las posiciones... Su ambición es
proclamarse campeón mundial; y el duelo de Sorrento se considera una
competición preparatoria antes de la que se celebra dentro de cinco
meses, en Dublín. Una puesta a punto."
No puedo evitar sentirme entristecido cuando contemplo en mi cuaderno
las decenas de notas y apuntes que no van a poder ver la luz. Y eso es
buena señal, como siempre digo. Quiere decir que la novela analizada es
magnífica. Me encantaría, con el tiempo poder publicar, y no digo que no
lo haga, un ensayo para poder analizar sin restricciones de espacio
estas grandes novelas que desbordan las pretensiones de una reseña
literaria.
Un poco más arriba comenté que me gustaría apuntar algo relativo al
nombre del protagonista Max Costa. En uno de los fragmentos de la novela
Pérez-Reverte nos dice lo siguiente: "Asiente Max, cortés,
mientras moja otra vez los labios en su bebida. No necesita forzar la
memoria para recordar a hombres felices cuyas mujeres, en otro tiempo,
los engañaron con él". Al leer "Max cortés", me hizo mucha gracia porque
no sé si Pérez-Reverte, que es un hombre muy inteligente y socarrón,
quiso hacer una mención al actor porno español Max Cortés (Badalona,
1971)...
En esta novela es muy importante, también, el uso significado
simbólico de los objetos y de las cosas. A lo largo de toda la novela
aparece (y desaparece) un collar de perlas que es uno de los puntos
clave de la novela. De hecho ese valioso collar de perlas,
prácticamente, asume la condición de otro personaje más de la novela.
Otro de esos objetos es un guante. No quiero decir mucho más para no
reventar la novela, pero ruego al lector que tenga muy presente ese
guante en todo el desarrollo de la novela y su efecto dramático tan
pleno al final del libro. En este caso tanto el collar como el guante,
son más que dos objetos o dos símbolos, dos elementos claves en el
discurso narrativo que sirven para unificar y dar coherencia al texto.
Como bien sabéis todos los lectores habituales de este blog, para mí
es muy importante que las novelas estén bien "rematadas" que tenga un
buen final. En el caso de "El tango de la Guardia Vieja" el final es
maravilloso, hermoso, pleno en un delicado y bellísimo final en
"pianissimo" que, tras cerrar el libro, nos deja ese dulce sabor de
haber estado paladeando una obra maestra.
Ya poco más me queda por añadir, sólo recomendaros encarecidamente la
lectura de "El tango de la Guardia Vieja" un libro con sabor a buena
literatura y que ha conseguido convencerme a mí, que reconozco nunca me
he reconocido como un admirador de Arturo Pérez-Reverte, de que ha
escrito una novela magistral que, honestamente, creo que roza la obra
maestra.
Dicho todo lo cual y teniendo en cuenta todo lo expuesto más arriba e
intentando ser lo más fiel posible a mi conciencia y a modo de entender
el arte de la literatura, creo que la puntuación que más justicia haría
a "El tango de la Guardia Vieja" del escritor cartagenero Arturo
Pérez-Reverte sería de un 9,00/10